(Por Martín Mocellini Campomar).
Hace aproximadamente un mes,
Y además de agendar sus múltiples e interesantes eventos, también es bueno ir al inicio de esta bellísima disciplina vital. No hay civilización, por más antigua que sea, que no se constituyera vitalmente en torno a los descubrimientos reales o mitológicos, valga la redundancia, de los arcanos de la bóveda estrellada.
Y he aquí el año 1706, en medio de la selva nuestro primer astrónomo que nunca viajó a Europa pero cuyos trabajos sí lo hicieron, siendo muy requeridos por ser única fuente de información en estas latitudes, y sus alumnos indígenas. Juntos construyeron un telescopio de lentes convexas pulidas, un reloj de péndulo con minutos y segundos, un cuadrante astronómico y poleas y arneses para los movimientos del telescopio que se instaló en el campanario de la iglesia de San Cosme.
Realizó sus tareas y observaciones astronómicas entre 1706 y 1739 anotando todo lo que veía. Se especializó en eclipses de Sol y de Luna y en la observación de los movimientos de Júpiter y sus cuatro satélites siendo estas últimas muy preferidas en Europa para la determinación de los períodos de dichos satélites. En 1740 finaliza su obra principal “Lunario de un siglo”, editada probablemente ese mismo año en
Además, sus precisos cálculos y mediciones le permitieron trazar el primer mapa de la zona con la posición exacta de cada una de las reducciones.
Desde 1745 hasta su muerte en 1750 realizó nuevas observaciones pero ahora ayudado por instrumentos que provenían de Europa.
Por todo esto, rememorar la labor del padre Buenaventura Suárez S .J. con motivo del Año Mundial de
3 comentarios:
¡Excelente Martín! Que bueno ver esta publicación. Me gustó mucho.
Martin, sos un capo, me encanto, y me parece superinteresante rescatar estas gigantescas pequeñeces del pasado
un gran abrazo
Esteban
BUENISIMO!!!! Interesantisimo, bien escrito y breve, asi que no hay excusa para no disfrutarlo!
Livio
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